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Hace 16 años fue sancionada en Argentina la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral, la cual plantea en su primer artículo que cada estudiante tiene derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada, eso incluye también a las escuelas confesionales y confesantes.
Garantizar la ESI es un derecho, una responsabilidad, una obligación, es una necesidad, una apuesta, pero sobre todo como dice Liliana Maltz es una oportunidad. Una oportunidad para hablar de los que nos pasa, para pensar-nos y pensar nuestros vínculos, para pensar nuestro vínculo con Dios y para crear así algo común.
Es oportunidad para armar un entramado amoroso que sostiene y acompaña transformandose en comunidad.
Por ello, la idea de este curso es capacitar a docentes, miembros de las comunidades de fe, líderes de espacios comunitarios, equipos técnicos, y otras personas que trabajen con niñxs y adolescentes, tanto sea en Obras Educativas religiosas, como en comunidades de fe, espacios comunitarios o en otras instituciones.
Siempre desde el conocimiento del marco legal actual, con una perspectiva desde la diversidad de géneros y con un enfoque desde la fe protestante.
Sabemos que la aplicación efectiva y afectiva de la ESI conlleva un impacto en la sociedad toda: permite comprender y modificar conductas para la propia persona y otras; provoca cambios profundos en las vidas de quienes la reciben; previene abusos, informa y desaparece mitos que llevan a la desinformación y a prejuicios sobre las enfermedades de trasmisión sexual.
En relación a los vínculos violentos, posibilita reconocerlos y acceder a espacios de orientación, las líneas telefónicas de ayuda y procedimientos que orientan el proceder para resguardar la salud y la vida de las personas víctimas de violencia de género. En este sentido, es responsabilidad de toda la comunidad educativa implementarla de manera transversal: familia, tutores, docentes de todas las asignaturas, personal educativo, directivos, organizaciones sociales, iglesias, entre otros.
El presente curso brindará espacios de intercambio y de reflexión sobre las prácticas educativas y comunitarias, a la vez que ofrecerá herramientas metodológicas para trabajar en lo cotidiano de los múltiples espacios seducativos, formales y no formales.
Entendemos que la Educación Sexual es un proceso que involucra no solo la transmisión de información que debe ser científica, sino también el ejercicio de los derechos humanos y la perspectiva de equidad de género. Por eso el abordaje será interseccional.